La estructura existente (mantenida en un porcentaje muy alto) no reunía unas condiciones adecuadas en muchos puntos y requirió de un trabajo próximo a la acupuntura: consolidar en algunas zonas, eliminar en otras, reforzar más allá, nuevos elementos en algún lugar. Finalmente se pudo mantener una gran parte de ella, reduciendo así la huella de la obra.

El cumplimiento de los criterios del estándar Passivhaus requirió, también, una labor de análisis cuidadosa de las diferentes condiciones de la envolvente y nos llevó a plantear soluciones diferentes según fachadas: en unos casos la hermeticidad la resolvimos con yeso, en otros con láminas y en otros con membrana líquida. Los sistemas de aislamiento se ajustaron también a los requisitos de cada punto.

El resultado: un edificio con un local en planta baja y primera, una vivienda en planta segunda, dos en planta tercera y una en planta bajocubierta.